- ¿El amor?
- Sí.
- Pues el amor, y lo voy a parecer a usted un pedante, es la confluencia del instinto fetichista y del instinto sexual.
- No comprendo.
- Ahora viene la explicación. El instinto sexual empuja el hombre a la mujer y la mujer al hombre, indistintamente; pero el hombre, que tiene un poder de fantasear, dice: esa mujer, y la mujer dice: ese hombre. Aquí empieza el instinto fetichista; sobre el cuerpo de la persona elegida porque sí, se forja otro más hermoso y se le adorna y se le embellece, y se convence uno de que el ídolo forjado por la imaginación es la misma verdad. Un hombre que ama a una mujer la ve en su interior deformada, y la mujer que quiere al hombre le pasa lo mismo, lo deforma. A través de una nube brillante y falsa, se ven los amantes el uno al otro, y en la oscuridad ríe el antiguo diablo, que no es más que la especie.
- ¡La especie! ¿Y qué tiene que ver ahí la especie?
- El instinto de la especie es la voluntad de tener hijos, de tener descendencia. La principal idea de la mujer es el hijo. La mujer, instintivamente, quiere primero el hijo; pero la Naturaleza necesita vestir ese deseo con otra forma más poética, más sugestiva, y crea esas mentiras, esos velos que constituyen el amor.
El Árbol de la Ciencia
Pío Baroja
Pío Baroja
Disfruté mucho de esta lectura. Don Pío Baroja mezcla a la perfección la rutina con grandes disquisiciones sobre el sentido de la vida. Con pocos libros he tenido que hacer lo que con este: releer capítulos enteros para entenderlos.
Supongo que no habré leído hasta la fecha tratados complicados. Llegarán.
¿Qué me decís de esto? ¡Ahora resulta que enamorarse es convertir a la otra persona en un fetiche! ¡Un hombre que ama a una mujer la ve deformada en su interior!
A veces escuchar este tipo de verdades me hace sonreír. Creo que en pocas palabras ha conseguido explicar un estado de la sinrazón al que muchas vueltas damos todos.
Y ese antiguo diablo, el instinto de la especie, siempre ahí detrás.
Cada día descubro un poco más por qué los grandes son tan grandes.
Habrá más delicias de este libro.
Genial generación la del 98.
Sed Buenos
Fran