martes, 13 de octubre de 2009

Por tí lo haría mil veces más


Lo curioso era que yo tampoco pensé nunca en Hassan como en un amigo. Al menos, no en el sentido normal. A pesar de habernos enseñado mutuamente a montar en bicicleta sin manos o de haber construído juntos con una caja de cartón una cámara casera que funcionaba perfectamente. A pesar de haber pasado inviernos enteros volando cometas juntos y corriendo tras ellas. A pesar de que, para mí, la cara de Afganistán sea la de un chico de aspecto frágil, con la cabeza rasurada y las orejas bajas, un muchacho con cara de muñeca china iluminada eternamente por una sonrisa partida.

A pesar de todo ello. Porque la historia no es fácil de superar. Ni la religión. De hecho, yo era un pastún y él un hazara, yo era sunnita y él chiíta, y eso nada podría cambiarlo nunca. Nada.

Cometas en el Cielo
Khaled Hosseini


Somos así.
Si la historia nos dicta que somos diferentes, no podemos hacer nada. Nada.

¿Nunca os ha pasado conocer a alguien con quien congeniáis a la perfección hasta que una travesura del destino dibuja una tela casi imperceptible al principio, pero que con el tiempo se hace más y más tupida y os termina alejando?
Tener diferentes religiones, diferentes equipos de fútbol, diferentes partidos políticos, diferentes acentos, lenguas o países, diferentes colores u olores, diferentes...
Tan solo con que a uno de los dos le moleste la diferencia se acabó.
La historia nos cierra puertas. A veces por haber nacido diferentes nos marcamos nosotros mismos.

¿Vamos a dejar que el mundo siga así?
La respuesta, amigos míos, aunque os pese, aunque nos pese, es que sí. Rotundamente sí. Porque somos una especie cobarde por naturaleza. Nos asusta lo diferente y huímos. (espero qu
e algún lector de este blog me contradiga, porque si no sí que estamos perdidos)

Hassan, el hazara, el sirviente de Amir el pastún, le dice en una ocasión "Por tí lo haría mil veces más". Amir le considera un inferior, un diferente. Pero Hassan es un ser tan excepcional que le dice "Por tí lo haría mil veces más" Lo que sea. Grande Hassan.

Cuando esto se lo pueden decir dos personas mutuamente, es cuando verdaderamente existe amistad ¿no os parece?


Una última pregunta... ¿qué diferencia hay entre viajar y leer?


Sed Buenos

Fran

3 comentarios:

Rebeca dijo...

Fran sabes que "por ti lo haria mil veces más" jeje gracias por publicar estas cosas que hacen que me de cuenta de muchas cosillas!!!gracias por tu amistad!
te quiero cosaaa jejeje

Maya dijo...

Nos dividimos por países, razas, religiones o culturas en los libros y por equipos de fútbol, gustos musicales o color de los ojos en los bares. Divisiones y subdivisiones que no tienen más importancia si no caemos en la tentación de identificar al otro por su diferencia. Probablemente ya no recordamos a aquél centurión romano que deseaba, más que cualquier otra cosa, ver curado a su criado.Pero sí, hay un Hassan en cada esquina.Afortunadamente.

¿Vamos a dejar que el mundo siga así? Esa pregunta implica ya la opción de que el mundo se vea intrínsecamente abocado a ser sólo partes de un todo. Podemos hacer algo, tener esperanza es lo que permite no dejar al mundo en un estado de pasividad.

Algunos grandes personajes de la historia fueron los que aprendieron a descubrir horizontes distintos, y se atrevieron a perseguirlos.

Y muchos más hombres y mujeres, públicos o anónimos, de hoy y de ayer, que fueron capaces de entrever cambios, de alumbrar utopías y convertirlas en realidad. Incluso aunque sus nombres no llenen los titulares ni copen las portadas. Aunque sus fotos nunca salgan de los álbumes familiares. Solo quien es capaz de percibir las semillas de lo posible será capaz de regarlas y dejar que den fruto.


¿Vamos a dejar que el mundo se convierta en eso? No Fran, rotundamente, no.

Unknown dijo...

He de decir que no estoy de acuerdo para tu alivio personal... Puede que en muchos casos sí sea cierto y si te pones pesimista, diríamos que eso se ha convertido en un regla.

Pero hay ocasiones en que no es así. Cada ocasión es un mundo.

Y respecto a tu última pregunta, la diferencia... es que viajando no sólo se sabe cuál es el color las paredes de la mezquita Hassan II de Casablanca, también se puede palpar, respirar y sentir su majestuosidad cuando te ves al lado y eres insignificante.

Saludos